03 PRINCIPIOS RECTORES

Fotografía de Este es el texto descriptivo de la imagen de Principios rectores

El PIIAT se nutre de forma global de todos los principios descritos en la Convención sobre los Derechos del Niño y de la Niña (1989) y específicamente en:

Principio de no discriminación (artículo 2).

Todos los derechos deben ser aplicados a todas las niñas y niños, sin excepción alguna, no importa su color de piel, su religión, su procedencia o las ideas de sus progenitoras/es. De ahí que los gobiernos se ven obligados a tomar las medidas necesarias para proteger a niñas y niños de toda forma de discriminación.

Interés superior del niño (artículo 3).

En todas las acciones municipales que afecten a la infancia debe garantizarse la actuación de acuerdo con el principio del interés superior de las y los niños. Se asume que los gobiernos deben velar por la adecuada protección y cuidado de las niñas y los niños cuando las personas responsables de ello no tienen capacidad para hacerlo.

Derecho a la vida, a la supervivencia y al máximo desarrollo (artículo 6).

El contexto municipal al ser la administración pública más cercana al niño y a las familias, ha de garantizar, las condiciones óptimas para su desarrollo físico, psicológico y social.

Derecho a la participación (artículo 12).

El gobierno local debe garantizar el derecho de niñas y niñas a expresar la opinión en todos los asuntos que les conciernen, y que además estas opiniones se tomen en cuenta. Igualmente se debe impulsar la participación en el ámbito escolar y familiar.


Pero además de estos principios, el Plan Integral de la Infancia y la Adolescencia de Tinajo, se basa en los siguientes principios de actuación, los cuales recogen la esencia de la forma de intervención que se pretende:

La multicausalidad de las situaciones origina que la planificación y la estrategia tengan carácter integral. De tal forma se planifican acciones que faciliten la transversalidad de las diferentes áreas en las que, tradicionalmente, se sectoriza la acción social en su sentido más amplio.

El PIIAT se entiende como un proceso educativo a través del cual todo va creciendo a lo largo de su desarrollo. Sólo entendiendo la actuación como un proceso abierto que comienza, se puede llegar a conseguir resultados colectivos.

Los ritmos individuales, grupales y comunitarios no pueden ser forzados y será la propia dinámica la que los marque.

Se parte de un concepto de flexibilidad bien entendido, que promueva la implicación real de las personas, sujetos y no objetos de la intervención.

El “cómo hacer las cosas”, la metodología, es el contenido central de las actuaciones. En definitiva, si lo que se pretende es fomentar la participación, la metodología a utilizar ha de ser participativa y en consecuencia, coherente con los objetivos.

Tiene que haber susceptibilidad de transformación para que el PIIAT pueda transformar. Las acciones que surjan de éste deben tener un fin transformador. Se trata de generar cosas nuevas, ya que lo viejo no ha supuesto un cambio significativo, acciones con creatividad y oportunidad de sorpresa.

El proceso va orientado a la promoción del protagonismo de las niñas, niños, adolescentes y la ciudadanía en su comunidad, sobre su entorno, planificándose acciones que faciliten la aportación de soluciones endógenas a problemáticas sentidas.

El conocimiento de la realidad como proceso de participación. Un proceso de avance consciente pasa necesariamente por el conocimiento compartido de una situación, un contexto, un entorno o una realidad determinada. Sólo desde ese conocimiento puede surgir el análisis y la posterior reflexión colectiva, que conduzca a dar respuestas a problemas, necesidades, carencias y/o favorecer iniciativas.

El PIIAT parte de lo existente, o sea, de los recursos, potencialidades, proyectos, programas que se vengan realizando, así como, de los grupos formales o no formales.

La coordinación se plantea como eje transversal que permite ir avanzando en un proceso de intervención socialmente eficaz. La coordinación de los recursos es indispensable para un mayor aprovechamiento de los mismos.

El conflicto se considera, y por lo tanto, se asume como una herramienta educativa de gran potencial, convirtiéndose así en un instrumento que facilite el avance del proceso.

Las dificultades se convierten en una oportunidad, alejando la perspectiva negativa, que transforma a aquélla en problema o amenaza, favoreciendo la visión positiva que permite encontrar facilitadores.

Estos principios se consideran fundamentales en el desarrollo PIIAT teniendo en cuenta que uno de estos principios es la flexibilidad.